Rosa Romero Sánchez
Alcaldesa de Ciudad Real

Como cada año, el 8 de de marzo se hará balance de la situación de la mujer en nuestra sociedad. Desde 1977 en que la ONU proclamó este día como Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha de la mujer por su participación en la sociedad, en igualdad de condiciones con el hombre, y en su desarrollo íntegro como persona.

Y es muy triste que, todavía en el Siglo XXI, exista el Día Internacional de la Mujer, y existe, porque nos vemos en la necesidad de señalar un día en el calendario para recordar a la gente lo que tendría que recordar los otros 364 días del año; que sigue siendo necesario romper la desigualdad.

Artículo Rosa RomeroEs cierto que en los últimos 30 años, la sociedad ha alcanzado un importante grado de sensibilización en materia de igualdad, que la lucha por la igualdad de oportunidades es algo imparable, una revolución, que a pesar de la crisis, sigue adelante, aunque sea más lentamente. La situación es muy complicada, pero si todos damos un paso más, las administraciones, las empresas, las parejas…. conseguiremos que sea un hecho.

Todavía hoy en día, la vulnerabilidad de las mujeres me indigna, porque encima ellas han sido fundamentales para la transmisión de los valores, la educación y la salud y, sin embargo, sólo poseen un 10% de la riqueza mundial, a pesar de que dos tercios de las horas de trabajo del mundo las aportamos nosotras. No quiero decir con ello que si todas las mujeres del mundo parasen ahora mismo de trabajar, la vida no seguiría, pero sería muy distinta.

No nos encontramos en igualdad de condiciones. Si en los primeros años de la crisis, la mayor caída de puestos de trabajo fue masculina, a causa de la destrucción de empleo en la construcción, cuatro años después, las mujeres se están llevando la peor parte. Hay casi 2.800.000 desempleadas. El porcentaje de mujeres paradas es mayor que el de los hombres: 26,55% frente al 25,58% masculino en 2012, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa.

La brecha salarial ha aumentado: ellas ganan 5.744 euros menos que ellos por el mismo trabajo, lo que supondría que, para tener el mismo sueldo, las mujeres deben trabajar 82 días más al año y además su presencia en los Consejos de Administración va a paso de tortuga (las consejeras tienen una presencia del 11,5% en las empresas españolas del IBEX-35).

Si al desempleo y la brecha salarial, sumamos que la mujer sigue asumiendo gran parte de las tareas del hogar y el cuidado de la familia, resulta que, además, estamos exhaustas. Decía Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile, que un señor cuando llega a su trabajo está descansado, pero nosotras vamos ya agotadas porque llevamos una carga enorme con “la doble jornada”.

Hace falta que la sociedad de un paso al frente en este sentido, porque el que seamos las principales cuidadoras, más que una cuestión presupuestaria, responde en realidad, a una falta de corresponsabilidad. Por eso son fundamentales las campañas de sensibilización dirigidas a los niños, para que aprendan que deben compartir las tareas al 50%, así como una serie de actitudes y valores, que les resulten innegociables.

Pero también tenemos pendiente un tercer reto, quizás el más lacerante porque tiene que ver con la dignidad como ser humano y el derecho a la vida: la violencia de género. Precisamente, el lema de este año del Día Internacional de la Mujer está centrado en la violencia contra la mujer, porque no debemos olvidar, que es una gran lacra y una vergüenza para la sociedad y que su erradicación es responsabilidad de todos.

Me alarma y me entristecen las últimas declaraciones de la Directora de la Mujer de Castilla-La Mancha que ha señalado que en 2012 se registraron en la región más casos de violencia de género en parejas jóvenes, por lo que es recomendable y urgente, incidir más en la educación de nuestros jóvenes para evitar que se produzcan estos casos y ni una muerte más de mujeres víctimas de la violencia machista.

Erradicar la violencia de género, superar la diferencia salarial entre hombres y mujeres e incidir en el empleo en la mujer y en su formación, pues no olvidemos que la independencia económica, es lo que nos iguala con los hombres, son los tres grandes retos que las mujeres tenemos aún por delante.

Estoy convencida, que si todos trabajamos por ello, y creo que va a ser así, nuestras hijas vivirán en una sociedad igualitaria. Pero debemos permanecer vigilantes, porque los logros, de la misma manera que se conquistan, se pierden.

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