La alcaldesa de Ciudad Real, Rosa RomeroBenedicto XVI afirmó hace unos días que viaja este fin de semana a España para que todas las personas puedan encontrar en la palabra de Cristo la luz para vivir con dignidad y esperanza para construir un mundo mejor.

¡Alegrémonos!, el Papa viene este fin de semana para consagrar el Templo de la Sagrada Familia en Barcelona y peregrinar a Santiago de Compostela con motivo del Año Santo Jacobeo.

Como una española más, le doy las gracias al Pontífice, por haber querido venir de nuevo a nuestra tierra, coincidiendo con difíciles momentos de crisis económica y social, que evidencian también una profunda crisis moral.

El Papa llega a España en un momento de desgaste muy fuerte del catolicismo, con un ultralaicismo agitado desde diferentes esferas que pretende expandirse como un tsunami por todos los órdenes.

Benedicto XVI sabe que viene a un país laico, pero también conoce que España es católica.

Nuestro país se asienta sobre fuertes raíces católicas que han marcado nuestro pasado, presente y futuro. Por que la historia de España no puede concebirse sin la aportación de la Iglesia, aparte de que despreciar los valores del catolicismo, es despreciar la labor de miles de personas que dedican y consagran su vida a los demás basándose en los mismos.

Se habla de que este país es laico, pero según el último estudio del CIS, de los más de 46 millones de españoles, un 73% se define católico; más de 33 millones de personas, cifra que no aglutina ningún partido político, asociación o colectivo.

Estos datos se magnifican aun más si se analiza la dimensión cualitativa del catolicismo que a través de sus instituciones sanitarias, educativas y asistenciales, le ahorran anualmente a las arcas del Estado más de 30.000 millones de euros.

Esta, y no otra, es la realidad que se va a encontrar Benedicto XVI en Santiago de Compostela y Barcelona. Una comunidad católica numerosa y sólida, una comunidad que no ha dudado en echarse a la calle para protestar por la ley del aborto, una comunidad solidaria, que siguiendo el ejemplo del Sumo Pontífice, es la primera en ayudar a los necesitados, a los enfermos, a los drogadictos, a los discapacitados, a las mujeres y niños abandonados, y a las miles de personas que viven en el umbral de la pobreza en los rincones más olvidados del planeta.

Porque aunque algunos se empeñen, los católicos en España no somos una minoría anecdótica e insignificante. El Gobierno de la Nación y otros sectores de la sociedad que lo corean y presumen de estar bajo el paraguas de nuestros gobernantes, deben dejar de empecinarse en su miopía y entender de una vez por todas, y este fin de semana será una gran oportunidad de demostrárselo, que deben mantener un diálogo fluido y una estrecha colaboración con la Iglesia Católica, máxime cuando su responsabilidad es gobernar para todos, incluidos el 73% de españoles que se declara católico.

Me consta que muchos ciudadrealeños se trasladarán a alguna de estas ciudades para dar la bienvenida a Benedicto XVI, participar en las eucaristías y arropar a su Santidad con el calor que sólo las gentes de esta tierra saben dar a quien nos trae la Palabra de Dios y el Mensaje de Amor, Paz y Esperanza del Evangelio.

Con estos ciudadrealeños peregrinos, irá mi corazón, mi fe y mi gratitud al Papa por su ejemplo, por su incansable defensa de la dignidad humana y los valores que tanto necesita nuestro mundo de hoy.

Rosa Romero Sánchez
Alcaldesa de Ciudad Real

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