La ermita de Alarcos acoge la tradicional misa y procesión en honor al patrón del campo, en una jornada marcada por la emoción, la participación institucional y el reconocimiento a la Hermandad, con la presencia del alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, que hizo entrega del emblema de la ciudad y la Carta Puebla al presidente y hermano mayor.
Ciudad Real ha celebrado este jueves la festividad de San Isidro Labrador, patrón de agricultores y ganaderos, con una jornada en la que la devoción, la tradición y la esperanza en una buena campaña agrícola han sido protagonistas. Como cada 15 de mayo, las actividades, organizadas por la Hermandad de San Isidro, culminaron con la ceremonia religiosa en la ermita de Alarcos, seguida de la procesión por el entorno del santuario y la tradicional comida de hermandad.
El acto litúrgico, oficiado por el consiliario de la Hermandad, Don Francisco Guerrero González, estuvo acompañado musicalmente por el coro de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Ciudad Real, que puso voz y emoción a uno de los días más señalados del calendario local.
Numerosas autoridades acudieron a la celebración, entre ellas el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, que hizo entrega durante la comida del emblema de la ciudad y de una reproducción de la Carta Puebla al presidente de la Hermandad de San Isidro, Eugenio Díaz, y al hermano mayor de este año, Ramón Delgado. Una distinción que reconoce el compromiso de la Hermandad con la conservación de las tradiciones populares y religiosas de la ciudad.
Tanto presidente como hermano mayor, expresaron su agradecimiento a todas las instituciones y autoridades presentes por acompañarles en este día tan significativo. “Es un orgullo representar a esta Hermandad y vivir desde dentro una jornada tan importante para el campo y para Ciudad Real”, señaló Delgado. Ambos destacaron además que, tras las lluvias de los últimos meses, “el campo promete este año unas cosechas fructíferas”.
Tras la misa y la procesión con la imagen de San Isidro, que recorrió los alrededores del templo entre rezos y cánticos, se celebró la bendición de los campos y la ofrenda de frutos agrícolas. La jornada finalizó con una comida de hermandad, punto de encuentro entre agricultores, vecinos, representantes de la Hermandad y miembros de las instituciones, en un ambiente de fraternidad y esperanza en el porvenir del mundo rural.
Un año más, San Isidro volvió a reunir a Ciudad Real en torno a sus raíces, su fe y su tierra.
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